Cuando éramos bebés
nos cuidaban nuestros padres y nuestros abuelos echaban una mano,
estaban siempre dispuestos a tapar agujeros y, en esa situación,
disfrutábamos todos. Ahora en cambio cuidar de los nietos se ha
convertido en obligación para más de uno.
Los abuelos tambien han visto a sus nietos bebés
empezar a comer, a andar, a hablar y todos esos progresos que cualquier
padre y abuelo querría vivir. Sin embargo también los han tenido que
ver llorar, enfadarse, quejarse, jugar, romper, destrozar, desobedecer y
todas aquellas cosas que los niños hacen, pero que suelen acabar
molestando a los adultos.